lógica está íntimamente relacionada con el bienestar de las personas. Para realizar sus informes se basan en tres indicadores distintos: la huella ecológica, la satisfacción vital y la esperanza de vida. Midiendo cada uno de ellos se obtiene, mediante una fórmula matemática, una cifra que cuantifica la satisfacción con el nivel de vida que se da en un individuo, grupo social, país o grupo de naciones, por unidad de recursos planetarios consumidos. Representa, adjudicando la responsabilidad de los resultados a los gobiernos, la eficiencia con la cual los países convierten los recursos de la tierra, que son finitos, en experiencias de bienestar para sus ciudadanos.
Las listas de países son muy interesantes. Así, si sólo tenemos en cuenta la autovalorada satisfacción vital, el ranking está encabezado por Dinamarca y Suiza. Austria e Islandia comparten el segundo. Bahamas, Finlandia y Suecia, el tercero y Bhután, Brunei, Canadá, Irlanda y Luxemburgo ocupa el quinto puesto. Si en cambio añadimos los otros dos indicadores –huella ecológica y esperanza de vida– la cosa cambia y mucho. Vanuatu, Colombia, Costa Rica, República Dominicana y Panamá ocupan los primeros sitios en la lista. En cambio, los países en los peores lugares del ranking no cambian tanto. Zimbabue, Swazilandia, Burundi, R.D. Congo, Ucrania, Estonia y Rusia son algunos de ellos, aunque los tres últimos tienen mayor esperanza de vida. Da qué pensar. Sobre todo, lo que significa la pregunta ¿Considerando su vida en su conjunto, cuán satisfecho se considera usted?, y en especial, la frase “en su conjunto”. Si os apetece calcular vuestro HPI individual: http://www.itint.co.uk/hpisurvey/
A mi me ha dado 42,7, (frente al 44 de España) igual que Gambia, Hong Kong y Sierra Leona. Mi huella ecológica es menor que la de la media. Mi esperanza de vida mayor. Mi satisfacción vital, en concreto los denominados “social feelings”, bastante menor. Sin comentarios.