miércoles, 14 de enero de 2009

Larga vida a las marmotas

Ahora deben andar durmiendo. Como marmotas, claro. Agrupadas en colonias, calentitas y arrebujadas dentro de sus guaridas subterráneas, excavadas bajo la nívea capa que cubre hoy gran parte de los Pirineos. No es una mala idea, esto de la hibernación. En diciembre, publicamos en National Geographic un artículo sobre este simpático roedor y disfruté haciéndolo. Es raro, la verdad, poder hablar de una especie que, lejos de estar amenazada, está en plena expansión. Al contrario que la mayoría de los animales sobre los que me toca documentarme, la marmota triunfa. Desapareció de nuestro territorio hace miles de años, antes de la presencia del Homo sapiens en el planeta, y fue, se estima, por causas naturales. Sin embargo, a iniciativa de un naturalista y cazador francés, Marcel Couturier, se introdujeron ejemplares en los Pirineos franceses a mediados del siglo pasado, procedentes de los Alpes. ¿Por qué? Pues con la idea de que el águila real dejara de cepillarse a los sarrios, tan preciados por los cazadores, y se dedicara a depredar sobre las marmotas. Pocos años más tarde, una segunda reintroducción liberó marmotas con la idea de proporcionar al oso más alimento. Una serie de planes, hay que decirlo, que se llevaron a cabo un poco al tun tun, sin comprobar los efectos previos ni posteriores. Lo cierto es que las marmotas prosperaron a pesar de todos sus posibles predadores y, cual turista nórdico, muchas decidieron cruzar la frontera imaginaria en busca de tierras alpinas más soleadas. L’Espagne c’est mais benigne, se debieron decir.
La cuestión es que hoy parece que hay alrededor de unas 10.000 rondando por el territorio. Son muy fáciles de observar, y muy divertidas. Uno puede quedarse mirando fijamente a una marmota a los ojos que la tipa aguantará la mirada mientras no se rompa la distancia mínima que les resulta esencial. Yo las pude ver hasta hartarme en los alrededores de Formigal y fue muy entretenido. Espero que paseen sus pesadas posaderas por el paisaje alpino durante mucho tiempo.

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