miércoles, 16 de junio de 2010

El largo camino del ITER (1)


A principios de junio visité junto a otros periodistas, invitados por el departamento de prensa de la Comisión Europea, las instalaciones de Cadarache, cerca de Marsella, donde se erigirá el reactor experimental conocido como ITER (International Thermonuclear Experimental Reactor) que también significa camino en latín. El proyecto ITER , en el que participan siete socios (UE, USA, Japón, India, Corea del Sur, China y Rusia) está concebido para probar que la fusión nuclear es posible desde un punto de vista científico y tecnológico. De hecho, el reactor británico JET ya lo probó hace unos años, aunque sólo consiguió un pico de 16MW durante apenas un segundo. El ITER, en cambio , pretende alcanzar una producción de 500 MW a partir de una energía suministrada de 50 MW, y deberá prolongar el tiempo de fusión hasta 500 segundos para que sea viable conectar un reactor de este tipo a la red comercial. Para ello se invertirán 10 mil millones de euros a lo largo de 40 años. Una fuerte apuesta, sin duda alguna.
El ITER es un camino de investigación y no un fin en si mismo y culminará cuando, se construya el reactor DEMO de aquí a unos 30 años para realizar las pruebas finales. Si resulta será la bomba, porque desde luego parece una buena alternativa. Los directores del proyecto lo venden casi como una panacea: el combustible que requiere (isótopos de hidrógeno, en concreto deuterio y tritio) es abundante y fácil de conseguir y los residuos que generará son poco activos y de vida corta, más o menos un siglo. Pero aseguran con buen criterio que en cuestiones de energía nunca habrá una única fuente de suministro y que la fórmula reside en diversificar. Ciertamente la visita fue de lo más interesante y culminó con un recorrido por TORE SUPRA uno de los grandes reactores que en todo el mundo generan conocimiento para aplicar al futuro ITER. Contaré cómo funciona el trasto en sucesivos posts, porque la cosa tiene miga.

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