Aprovechando que el 12 de febrero se cumplía el bicentenario del nacimiento de Charles Darwin, la editorial Laetoli ha reeditado en castellano la autobiografía del autor del Origen de las Especies, pero esta vez enterita, sin censuras, e incluyendo en negrita los fragmentos que fueron suprimidos. También la publica en catalán la Universitat de València, como excelente complemento a su extraordinaria publicación de divulgación científica Mètode.
Y es que resulta que la primera autobiografía que fue publicada en 1877, había sido mutilada (así lo ponen en algunos medios) por su esposa Emma Wedgwood y el tercer hijo de ambos, Francis. Aunque parece que éste era partidario de publicarla tal cual la escribió su padre, finalmente optó por someterse a la voluntad de su madre, muy religiosa, que era de la opinión que la autobiografía de su marido “estaba escrita con demasiada libertad”. Se calcula que se cargaron un 17% del libro, básicamente para no dar a conocer las profundas dudas religiosas que Charles Darwin albergó en su interior desde que se embarcó en el Beagle y que le acompañaron durante toda su vida, llegando al momento cumbre cuando su hija Annie de 10 años murió de tuberculosis. En esos días aciagos, Darwin escribió unas cartas profundamente tristes que su esposa Emma guardó en la caja de recuerdos de la niña. Hace 10 años, las cartas fueron recuperadas por el tataranieto del naturalista, Randal Keynes, y dieron como fruto un libro, La caja de Annie, que se centra en esa lucha interior que tuvo Charles Darwin en una época en la que no ser profundamente creyente equivalía a ser, como mínimo, un marginado social. Uno de los fragmentos que no pasaron el sedal de la señora Wedgwood fue este: «Nunca se me ocurrió pensar lo ilógico que era decir que creía en algo que no podía entender y que, de hecho, es ininteligible. Podría haber dicho con total verdad que no tenía deseos de discutir ningún dogma; pero nunca fui tan necio como para sentir y decir: Credo, quia incredibile [creo porque es increíble] . Más tarde, sus pensamientos ya fueron más contundentes.«Me cuesta entender cómo alguien puede creer que el cristianismo es cierto, ya que está claramente escrito que los hombres que no creen –y esto incluiría a mi padre, a mi hermano y a muchos de mis mejores amigos – recibirán un castigo eterno. Y esta es una doctrina detestable».
Esta autobiografía no censurada que incluye los pasajes que según Mrs Wedgwood nunca debieron de haberse publicado, llega a nuestras manos gracias a la iniciativa de la nieta de Darwin, Nora Barlow, que en 1958 decidió entregar la versión íntegra de la autobiografía de su abuelo porque, según sus palabras incluidas en la introducción «las grandes figuras han de mostrarse en sus verdaderas posiciones y es necesario escucharlas con sus propias palabras, liberadas del crecimiento póstumo de dogmas posteriores».
lunes, 16 de febrero de 2009
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