Delicioso en invierno observar el saque que le dan a los comederos dispuestos para ellas en mi jardín distintas especies de aves, sobre todo herrerillos (1) y carboneros (2), que aunque son muy similares, presentan diferencias de color y tamaño. He colocado tres comederos distintos en los árboles, en los que he combinado avellanas, almendras y cacahuetes crudos; sin lugar a dudas, los cacahuetes ocupan el primer lugar en sus preferencias. Me llama la atención que, desde que localizan la fuente de alimento, una semana después más o menos de que yo coloque los comederos, pasan cada vez más tiempo revoleteando por aquí. Y marcando territorio. Lentamente y sin tregua, se apropian del lugar.
Los herrerillos y los carboneros se pelean y se expulsan los unos a los otros, mientras yo me pregunto porque no se reparten los comederos, colocados a cierta distancia. Si sólo hay una especie, suelen acudir en pareja y a veces también se discuten, pero más suavemente. En el suelo, frecuentemente hay un petirrojo (3) que, incapaz de agarrarse al comedero, espera las sobras que caen tras las acometidas que los otros realizan en las ramas. Este debe vigilar que ningún gato ronde cerca, porque del perro no tiene demasiado miedo. A veces, vienen también currucas capirotadas (4), son visitas breves al comedero que me alegran el día.
miércoles, 11 de febrero de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario