lunes, 24 de agosto de 2009

El discreto encanto de la vida conyugal

Me ha gustado mucho este libro de Douglas Kennedy. Narra la historia de una maestra llamada Hannah que vive en Maine, Estados Unidos, a finales de los años sesenta. Hannah, a pesar de intentar ser una mujer impecable desde un punto de vista ético y moral ve como toda su realidad se trastoca por un pequeño desliz que tuvo en el pasado. La ferocidad desatada del conservadurismo más visceral girará su vida del revés, externa e internamente. Inteligente, este escritor, de veras.

Adjunto un par de párrafos que no quiero olvidar.

«...intentaba matar el tiempo con una novela de Carol Shields que relataba la vida cotidiana de una mujer muy corriente, una vida con pocos momentos dramáticos, pero que Shields se las arreglaba para que parecieran extraordinarios. Era un tema que yo debatía a menudo con mis alumnos: que no podemos considerar nunca "ordinaria" la vida de nadie, que todas las existencias humanas son una novela con su propia narrativa irresistible. Aunque en apariencia parezca prosaica, el hecho es que cada vida individual está repleta de contradicciones y complejidades. Y por mucho que deseemos mantener las cosas simples y discretas, no podemos evitar colisionar con el conflicto. Es nuestro destino, porque el conflicto, el drama que creamos nosotros mismos, es una parte intrínseca de estar vivo. Es como la tragedia, nadie puede evitarla, por mucho que lo intente.»

«Pero ésa es la pregunta imponderable sin respuesta, ¿verdad? ¿Cuál es el maldito objetivo? Cómo envidio a las personas que tienen fe religiosa. Yo nunca he sido capaz de aceptar la existencia de Dios y de un paraíso eterno para los que lo aceptan a Él. Pero aunque piense que no es más que un cuento de hadas que se cuentan los adultos para suavizar la vacuidad de la muerte, sería maravilloso proclamar: ¡Sí, esto tiene un objetivo! Sí, pasaré el restod e la eternidad con alguien a quien amo... Pero ¿también tropezarás con los que no amas, los que te han fastidiado en la vida temporal, aunque se autodenominen cristianos? Está claro que nunca seré creyente: no se puede ser más sarcástico con el Dulce Más Allá.»

«"No me va ser feliz".Mientras contemplaba el Atlántico desde la perspectiva de una duna de arena, en Popham Beach, recordé las palabras de mi madre, y no pude evitar pensar que a mí tampoco me iba ser feliz. No es que esté insatisfecha con todo, es que nunca he sentido esa exaltación continua que esperamos que forme parte de la vida. Sí, he tenido momentos de placer, de diversión, de sentir que todo es perfecto. Pero han sido muy ocasionales; flashes episódicos en la rutina diaria que constituye la vida. Tampoco soy una pesimista que cree que ha tenido una vida desgraciada. Sin embargo, la idea de despertar entusiasmada, de batallar contra la rutina diaria, y considerar el poco tiempo que tenemos aquí como una gran aventura..."No me va ser feliz"». Hannah cavila y repasa a todos los miembros de su familia. A nadie le va ser feliz.

1 comentario:

Paolo dijo...

Lo estoy leyendo, voy por el capítulo 7. Es muy interesante, uno enseguida se compenetra en los personajes. Ideal para personas casadas con no muchos años! Recomendado!