Pongamos que dos amigos se encuentran tras veinte años de haber perdido el contacto. En su día, trabaron cierta amistad, pasaron buenos momentos juntos y alguno malo, lo que a veces une incluso más. Sin embargo, así es la vida, los caminos tomaron derroteros distintos y cada uno formó parte de una existencia independiente, sin puntos de contacto. ¿Son, tras veinte años sin verse, es decir, tras veinte años sin sitios comunes, reconocibles el uno para el otro?
Según contó Sydney Brenner, premio Nobel de medicina en 2002, en una entrevista en “La Contra” de La Vanguardia, estamos formados por 100 millones de millones de células, es decir de un billón de ellas. Cada día, explicó, se mueren unos 100.000 millones, que se renuevan con otros tantos. Es decir que cada día, una de cada mil células que componen nuestro ser es nueva. Luego, eso significa que, al cabo de mil días... ¡todas nuestras células son distintas! Hasta no hace mucho, se creía que eso pasaba con todas las células del cuerpo menos con las del cerebro. Incluso Brenner lo creía, en esta entrevista de 2005. Todo apuntaba a que las neuronas no seguían ese patrón renovador en el ser humano. Pero en 2006, el científico español José Manuel Garcia Verdugo comprobó la existencia de células madre en el cerebro y el año pasado un equipo de investigadores neozelandeses y suecos probaron que, efectivamente, las neuronas también se regeneran.
Nuestros dos amigos, pues, son tras veinte años sin contacto dos personas son “celularmente” diferentes que llevan a cuestas dos decenios de experiencias no compartidas.
Sin embargo, puede pasar que durante este encuentro se activen misteriosamente antiguas conexiones olvidadas. Entonces, de repente, veinte años no son nada, y fruto de lo que se denomina un estrés positivo, más neuronas recién estrenadas se ponen a funcionar. Aunque quizás esas sensaciones extrañas sean sólo fruto de la imaginación y de la memoria que, supongo, también estarán hechas de células en constante proceso de renovación.
jueves, 11 de diciembre de 2008
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2 comentarios:
¡Ostras Eva! me leo una y otra vez esa noticia y concluyo: "Entonces, si me reencuentro con un compañero del cole, que hace más de 20 años que no veo ¿somos dos seres humanos totalmente 'renovados'que ya no tenemos una sola célula en común? ¿nos reconoceríamos si nos viéramos por la calle? (en el supuesto que los cambios físicos externos sean razonables). Es obvio que cuando te pasa eso, empiezan a aflorar en la conversación un montón de vivencias en común con más de 20 años de antigüedad...
Un abrazo y feliz año. Por cierto, en mi web también he abierto un par de blogs más centrados en fotografía y algo de política...
Ei, Tino, tu por aquí... jo també he xafardejat el teu blog. Aquest nadal he estat en inactivitat vital, ara espero agafar energia per donar canya a tot plegat! Bon any, veí, a veure si ens veiem pel poble!
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