Estoy trabajando en un artículo sobre el sincrotrón Alba, la súper instalación científica que se inauguró el pasado mes de marzo en Cerdanyola del Vallès, cerca del campus de la UAB. Fui a visitar el centro y aunque así de entrada debo confesar que entendí más bien poco ahora, que llevo días inmersa en el mundo de la luz y de las partículas en aceleración, estoy entusiasmada. Claro que mi entusiasmo es el típico del que se inicia en el conocimiento de algo desde cero, un proceso en el que cualquier logro, cualquier avance, parece inmenso y genera una especie de euforia neuronal. Nos parece de lo más normal vivir en un mundo iluminado, ya sea por el sol o por el invento que patentó Thomas Alva Edison a finales del siglo XIX. Pero cuando una empieza a indagar que es loq ue sustenta tamaña normalidad, entra en un mundo de partículas subatómicas que van perdiendo energía por ahí en forma de esa luminosidad que nos permite vivir alejados de las tinieblas. No me preguntéis cómo, pero lo cierto es que entreteniéndome en Internet para ilustrarme al respecto fui a parar a una página de wikipedia sobre la dualidad onda-corpúsculo que , tranquilos, no os intentaré explicar. De hecho, lo que me ha gustado del tema es la ilustración de Jean-Christophe Benoist, que por lo visto se dedica a ilustrar temas científicos en esta magna enciclopedia virtual que existe y se mantiene gracias al estupendo sentido de organismo que tienen muchos (aunque no suficientes) ejemplares de nuestra especie.
Dualité, se llama, y deja bien claro como el punto de vista es determinante para ver un cilindro como un círculo o un cuadrado, cuando en realidad no es ninguna de las dos cosas. Ver el cilindro en su totalidad requeriría de un tercer punto de vista, quizá el más valioso, el que más se acerca a la pura realidad.
martes, 1 de junio de 2010
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1 comentario:
Eso del tercer punto de vista siempre ayuda...
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